domingo, 20 de enero de 2013

C'an Pinet del desierto


Al día siguiente fuimos a la gasolinera para llenar los depósitos de diesel y los de agua en una fuente cercana, los grifos de la gasolinera no tenían paro automático y comenzaron a derramar combustible  por el suelo, pero nadie se preocupaba, pues el precio del diesel al cambio era de tres pesetas el litro. Nuestro mapa indicaba que había agua y combustible en el paso de Arak, pero decidimos llenar aquí por seguridad.

Los depósitos de agua estaban llenos y Emilin, meticuloso como siempre, ponía la dosis de legía que nos mantendría sin infecciones, aunque nuestra flora intestinal cada día estaba más resentida.
A unos doscientos kilómetros de Aïn Salah en medio de una llanura de arena con dos pequeñas colinas cercanas, había una construcción de adobe donde preparaban té y café, paramos un rato para estirar las piernas, nos tomamos un café y le pedimos permiso al dueño para realizar una pintada

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