lunes, 24 de febrero de 2014

BOLIVIA-92
                 EL ALTIPLANO ANDINO
Por muy acostumbrado que creas estar, cuando solo te falta un día para salir de viaje, te asaltan un sinfín de pensamientos y sensaciones de las que no puedes escapar, cuando pienso en un viaje futuro, me entusiasmo mucho, pero al llegar el día de partir, siento que el corazón se me encoge y me parece que no regresaré nunca, entonces tienes una clara visión de cuanto quieres a los que te rodean, tu familia, tus amigos, y eso te hace superar esa inquietud.
Irene no es capaz de hablar sin ponerse a llorar, tú te controlas todo lo que puedes, la única que no disimula es Aïda, porque es pequeña y no sabe muy bien lo que pasa. Yo también tengo un nudo en la garganta con la despedida.
Cuando aterrizamos en el aeropuerto del Alto, en La Paz, no pensaba que se notaria tanto el efecto de la altura, pero casi nos mareamos al intentar cargar los petates.
Tomamos un taxi y fuimos directos al hotel Residencial Rosario, donde después de volver a cargar con nuestros pesados petates caímos rendidos, dormir……
Hoy hemos estado en la embajada, nos trataron muy bien, hemos dejado los pasaportes y los billetes de vuelta en un sobre cerrado para evitar pérdidas o robos, para circular por el país llevamos una fotocopia del pasaporte autentificada por el canciller.

Después fuimos a hacer un pequeño “tour” por la ciudad y el valle de la luna, nuestro taxista se llama Rubén Luna y lo hemos contratado para todo el día, pues nos ha hecho un precio muy bueno.

domingo, 23 de febrero de 2014

BOLIVIA 1992

VIAJE A BOLIVIA 1992.

En 1992, teníamos preparado un viaje a Perú para subir al Alpamayo, en la cordillera Blanca, por motivos de seguridad, nos aconsejaron no viajar a la zona, pues el grupo terrorista Sendero Luminoso había incrementado los secuestros de turistas en la zona, por ese motivo cambiamos en el último momento nuestro destino de viaje y nos fuimos a Bolivia, a la Cordillera Real. Los textos, están sacados de mi diario de viaje tal cual fueron escritos en 1992.

domingo, 16 de febrero de 2014

ORAN, fin del viaje.


En las inmediaciones de la ciudad de Beni-Ounif, cercana a la frontera con Marruecos, se podían ver unas inmensas bolas de alambre de espino que antaño cerraba el paso por aquellas latitudes desérticas entre los dos países, hoy parece que las  relaciones entre Hassan II y el gobierno argelino están mejor y por eso están retirando las alambradas, durante kilómetros vimos aquellas inmensas bolas de alambre

Pasamos la noche en Aïn-Sefra y al día siguiente partimos hacia Orán, por el camino se produjo un brusco cambio de tiempo y pasamos la mayor parte del trayecto con una tormenta de arena y bastante frio
Al atardecer del 10 de diciembre llegamos a Orán, fuimos al hotel Adef, en el número 6 del Boulevard de L’aln, nos vino bien esa noche de hotel, para darnos una buena ducha, que falta nos hacía, y dormir en una cama.
Al día siguiente fuimos a ver al cónsul, para comer juntos, luego le dejamos los restos de nuestras provisiones con sabor español en el consulado, y por la tarde salimos hacia el puerto para embarcar en el Tamanrasset primero el camión y luego todos nosotros. La noche fue dura, un fuerte temporal hizo que el barco tuviese que ir a la costa española frente a Málaga, y navegar costeando hasta llegar a Alicante, donde arribamos el 12 de diciembre de buena mañana, pasamos entre los vómitos de los pasajeros, nos subimos al camión, y a la salida pasamos un control anti cólera, donde tuvimos que vaciar el agua de los depósitos del vehículo y pasar por un charco con desinfectante para las ruedas eso nos condujo a las puertas del puerto de Alicante y de allí a casa.

Fin del viaje a Argelia de 1990.

domingo, 9 de febrero de 2014

DE BECHAR HACIA EL NORTE.


El cónsul de Orán nos había dicho que la señora Mestre estaba reuniendo divisas para poder marcharse, pero yo creo que nunca saldrán de allí.
Nos prepararon una comida excelente, y durante horas nos contaron la historia de sus vidas, sus alegrías y sus penas, en aquel lugar donde sobrevivían vendiendo vino a los musulmanes que lo compraban a escondidas, enviando a sus mujeres a casa de la señora Mestre y llevándolo escondido entre las ropas para que nadie lo viese, aunque todos lo sabían.
Nos hablaron también de los problemas que tenían con sus hijos, que vivían en España y Francia, un triste drama que aquellos ancianos no podían superar, por eso pensaba que jamás saldrían de aquel sitio, me dio mucha pena verles allí, indefensos, olvidados, solos.  !!

Partimos hacia el norte siguiendo la línea férrea que corría saltando de un lado a otro de la carretera, y que no se separaría de nosotros hasta llegar a Orán.

domingo, 2 de febrero de 2014

HACIA BECHAR

  Al día siguiente fuimos a visitar el Ksar, lleno de estrechas callejuelas de forma laberíntica que formaban un complejo poblado en estado bastante ruinoso.
Queríamos ver las pinturas rupestres que estaban a 16km del pueblo, pero no conseguimos que nadie nos llevase, así pues nos quedamos con las ganas de verlas. Juanjo estuvo con el capitán viendo una cuadra de caballos y se tomaron las tres o cuatro cervezas frías del hotel. Pasamos dos días en este bonito entorno, la gente no tenía ningún interés ni por los turistas ni por el dinero, aunque tampoco me extraña, no podías comprar nada, no había nada, su economía es bastante precaria, quizás tienen lo peor del comunismo y del islam.
Lo que si se percibe es el descontento general de la población con los políticos que les gobiernan, a los que ven enriquecerse con los recursos naturales del país mientras ellos están en la mas vergonzosa de las miserias.
Dejamos Taghit para dirigirnos a Bëchar, situada a 83km al norte de nustra actual posición.
En tiempos de la colonia francesa se la conocía como Colomb-Bëchar, es la capital de la wilaya de Saoura, tiene aeropuerto y estación de tren y de autobuses, es un lugar de paso y de aprovisionamiento para los que se dirigen al sur, para nosotros carecía de interés, solo nos detuvimos aquí para visitar a un matrimonio, el señor y la señora Mestre, ella española y el francés de origen español, regentaban el Restaurant du Centre, último vestigio de lo que fue un negocio prospero que ocupaba una manzana entera en la calle del Coronel Lotfi, con un hotel cerrado por el estrangulamiento que el estado ejercía sobre los antiguos colonos que se resistieron a marcharse, pagando sus servicios con vales en lugar de dinero.