viernes, 5 de febrero de 2016

HACIA LA CUMBRE



21 de enero.
Hoy no hemos madrugado, el capitán nos tiene preparado el desayuno cuando nos levantamos, después de dar buena cuenta de todo lo que nos pone delante, comenzamos a ordenar todas las cosas para no dejarnos nada y que tampoco sobre nada.
Por fin salimos hacia la cumbre, todos nos abrazan, por un momento las palabras pierden sentido, no las oyes, miras las caras de los amigos, del hermano y ves felicidad y preocupación, para ellos será más difícil, tienen que esperar !!!.
Comenzamos a subir lentamente, muy lentamente, la cuesta se eleva ante nosotros, el sendero asciende en zigzag, nuestra marcha parece una procesión, cada uno anda sumergido en sus pensamientos, en sus soledades.
El aire se torna más sutil y te cuesta respirar, así pues, dialogas en soledad, para tus adentros. Y monólogo a monólogo, llegamos a Nido de Cóndores, a pesar de ir mas cargados que el otro día, hemos tardado dos horas menos en subir a este campamento donde pasaremos la noche.

Preparamos la comida y nos metemos en la tienda, pues el viento es muy fuerte. Para preparar la comida hay que derretir nieve que obtenemos de los pocos neveros que encontramos, cocinamos dentro de la tienda, bebemos y guardamos agua para mañana en las cantimploras dentro del saco para que no se congele. La cena es frugal, pues pierdes bastante el apetito, aunque son las seis de la tarde, nos metemos en el saco porque hace mucho frío. Contactamos por radio con el campo base, y nos dicen que el tiempo parece que seguirá bien al menos dos días, eso es una buena noticia.

Campamento de Nido de Cóndores, 5500m.

22 de enero.
Al fin amanece! lo esperábamos con impaciencia, llevamos muchas horas metidos en los sacos, preparamos el desayuno y luego ordenamos las cosas para empezar a subir al refugio Berlín para aclimatarnos. Yo me quedo en Cóndor, pues me duele un poco el estómago, el tiempo no pasa, refuerzo los vientos de las tiendas, ordeno la comida, derrito nieve y almaceno agua.
Al medio día bajan los demás, yo me encuentro mejor, he bebido al menos un litro de té, eso te hace orinar mucho y mejoras.
Mañana dejaremos aquí las tiendas, y arriba utilizaremos una que tienen montada unos chicos malagueños, que nos dejan utilizarla, y la cabaña de madera, así llevaremos menos peso.
Antes de ponerse el sol ya estamos dentro de la tienda, hace mucho frio, los dedos se quedan duros al intentar escribir, al menos el viento no aumenta.
Después de cenar una sopa caliente y un poco de chocolate, comenzamos el ritual de meter dentro del saco de dormir todo aquello que no queramos que esté congelado al levantarnos, lo mas incomodo son las botas, pues te pasas la noche dándole patadas sin parar.

Cae el sol en Nido de Cóndores.


23 de enero.
Hemos dormido bastante, como hace frío no tenemos prisa en salir, además queremos pasar el menor tiempo posible en Berlín, por eso saldremos después de comer, hacemos la comida con el paquete que nos dejó Mari y los de la once, puré de patatas con salmón en aceite, queso a las finas hierbas pan y té.
Comemos dentro de las tiendas para protegernos del fuerte viento, recogemos todo y salimos hacia Berlín, la subida es dura, pero vamos bien, el viento es molesto, pero a mí lo que más me fastidia es el frío en las manos, llevo puestos los guantes de forro polar y con ellos no puedo ponerme las manoplas, cuando vuelva las tengo que comprar unas nuevas.
Al llegar a Berlín 5950m, encontramos tres tiendas montadas, una de ellas es la Altus de los malagueños, que es la que podemos utilizar, aquí dormirán Jesús y el cuñao, Sebas, Jaume y yo ocuparemos una pequeña cabaña de madera del centro, que es la mediana, en la pequeña hay gente, creo que son franceses, la más grande está destrozada. Aquí el frío es intenso, y eso que aún hay sol, sin perder el tiempo, comienzo a preparar la cena, para poder meternos pronto en el saco, hago dos cazuelas de sopa líquida y salada para recuperar sales e hidratarnos, la bebemos rápido pues se enfría enseguida, Jesús le lleva un buen cazo al cuñao que no quiere salir de la tienda, pues está un poco tocado de la altura, cuando llegó devolvió todo y solo quería dormir, nosotros nos hemos metido los cuatro en la cabaña para cenar y estar un poco más calientes.
Ponemos en marcha la radio para comunicarnos con el campo base, los malagueños hacen de puente, pues aunque yo recibo a Vicen, el no me oye, nos dicen que el parte de la meteo anuncia un cambio de tiempo para mañana o pasado. Veremos qué pasa.

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