A las cinco de la mañana sonó estrepitosamente el despertador, nos levantamos y comenzamos a sacar nuestros bultos a la calle para cargarlos en la furgoneta, que por cierto, fue muy puntual, cosa poco frecuente por aquellas latitudes.
Salimos sobre las seis de la mañana en dirección a Yungai y Caraz, donde paramos a desayunar y donde teníamos que comprar queroseno para nuestra cocina de campaña, en el barucho donde desayunamos solo nosotros tomábamos leche, los lugareños tomaban caldo de gallina, un buen plato para empezar el día bien.
El camino después de Caraz era ya de tierra y todo subida y aunque el paisaje era muy bonito los saltos de la furgoneta se estaban haciendo pesados y para colmo las gallinas que comprarnos en Huaraz se paseaban por la furgoneta a su aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario