Salimos temprano, el día estaba oscuro y Punta Unión ni siquiera se veía, una fina lluvia nos acompañaba en nuestro lento ascenso al paso, cuanto más nos acercábamos el tiempo era peor, un viento lateral nos tiraba a la cara unos grandes copos de nieve, que ya comenzaban a cubrir el paisaje que veíamos.
Este periplo alrededor de los grandes macizos montañosos nos serviría para estar aclimatados a la altura y que nuestro cuerpo respondiese mejor en alta montaña, donde se fijaban nuestros objetivos más importantes, pero al superar los 4500 m de altura la respiración se hace pesada y parece que solo te queda un pulmón pero esta sensación va desapareciendo según pasan los días y estás más aclimatado.
Llegamos a Punta Unión a 4750 m. y por suerte no había demasiada nieve, de cualquier manera tuvimos problemas pues los burros había que pasarlos de uno en uno y esto era peligroso, en este punto pudimos ver la maestría de nuestro guía Evaristo, que se quitó sus sencillas sandalias para, con el pie desnudo, apartar la nieve de las rocas por donde tenían que pisar los animales y tomando al burro por el rabo comenzó a descender por el angosto y tortuoso sendero hasta un lugar seguro mas abajo del paso, así repitió la operación seis veces, como anécdota contaré que uno de los burros era la primera vez que venía y se negaba a bajar pero Evaristo con la pericia del arriero y un buen palo calmó al animal y lo hizo bajar sin problemas.
Desde ese punto comenzamos a bajar durante horas y parecía que no llegaríamos nunca al lugar de acampada, a la piedra, que repetía Evaristo el caminaba como si de un paseo dominical se tratase, pero nosotros empezábamos a estar cansados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario