Montamos nuestras
tiendas y comenzamos la dura labor de derretir nieve para poder beber y
cocinar, sobre las 17.00h, ya hemos cenado y como el sol cae tras las montañas,
la temperatura cae en picado, así pues nos metemos en los sacos para empezar a
pasar lo que será una noche larga.
Estamos acampados en una
gran plataforma glaciar bajo la cara este del Huayna Potosí, durante toda la
noche el hielo crujía bastante fuerte, parecía que en cualquier momento se
abriría una grieta bajo nuestra tiendas, además el viento sopla con fuerza
durante gran parte de la noche.
29 de mayo, Lo primero
que pienso al despertarme es que hoy es el cumpleaños de Mari, ¿Qué estarán
haciendo ella y las niñas?, allí ya es la hora de comer, Sebas me saca de mis
pensamientos cuando entra en la tienda con una carga de nieve para derretir y
poder preparar el desayuno.
Preparamos unos
liofilizados y salimos hacia la cumbre, sobre las ocho y media de la mañana,
empiezo a sentirme mal y me pongo a devolver, un sudor frio me recorre el
cuerpo y a continuación me da un fuerte dolor de tripa con la consiguiente
diarrea, decido volver, el dichoso liofilizado me sentó como un tiro, llego a
la tienda y me meto en el saco, pero no dura mucho pues la diarrea me saca a la
nieve, he cavado un hoyo junto a la tienda con el piolet, y allí viajo sin
descanso hasta el medio día, me he bebido todo el líquido que había y no tenía
fuerzas para preparar más, me metí en el saco y me dormí durante un par de
horas, al levantarme me sentía bastante mejor y me puse a la faena de derretir
nieve.
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