domingo, 9 de febrero de 2014

DE BECHAR HACIA EL NORTE.


El cónsul de Orán nos había dicho que la señora Mestre estaba reuniendo divisas para poder marcharse, pero yo creo que nunca saldrán de allí.
Nos prepararon una comida excelente, y durante horas nos contaron la historia de sus vidas, sus alegrías y sus penas, en aquel lugar donde sobrevivían vendiendo vino a los musulmanes que lo compraban a escondidas, enviando a sus mujeres a casa de la señora Mestre y llevándolo escondido entre las ropas para que nadie lo viese, aunque todos lo sabían.
Nos hablaron también de los problemas que tenían con sus hijos, que vivían en España y Francia, un triste drama que aquellos ancianos no podían superar, por eso pensaba que jamás saldrían de aquel sitio, me dio mucha pena verles allí, indefensos, olvidados, solos.  !!

Partimos hacia el norte siguiendo la línea férrea que corría saltando de un lado a otro de la carretera, y que no se separaría de nosotros hasta llegar a Orán.

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