Nos prepararon una
comida excelente, y durante horas nos contaron la historia de sus vidas, sus
alegrías y sus penas, en aquel lugar donde sobrevivían vendiendo vino a los
musulmanes que lo compraban a escondidas, enviando a sus mujeres a casa de la
señora Mestre y llevándolo escondido entre las ropas para que nadie lo viese,
aunque todos lo sabían.
Nos hablaron también de
los problemas que tenían con sus hijos, que vivían en España y Francia, un
triste drama que aquellos ancianos no podían superar, por eso pensaba que jamás
saldrían de aquel sitio, me dio mucha pena verles allí, indefensos, olvidados,
solos. !!
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