El lago Titicaca forma
una gran playa, en la península donde
está la ciudad, llena de pequeños chiringuitos, allí esperamos la puesta
de sol en las aguas del lago, hacía bastante frio.
La noche se hizo larga,
había mucha humedad, hacía frio, la cama es pequeña y las mantas son cortas.
Sobre las ocho de la
mañana estábamos subiendo a la lancha que nos llevará a la isla del Sol. La
travesía duró una hora y media, fuimos a ver el templo de Pilkokaina, también
visitamos una antigua hacienda construida por los colonizadores en un lugar
maravilloso, una atalaya sobre el lago, rodeada de árboles varias veces
centenarios, un pequeño campanario aún resiste el paso del tiempo, no así la
iglesia a la que servía.
Desde la hacienda, una
larga escalinata nos lleva hasta el embarcadero unos cien metros más abajo, nos
detenemos en la fuente del inca, un manantial a media ladera, con tres caños de
agua, nos refrescamos y volvemos a la barca, llegamos a Copacabana con el
tiempo justo de comer y volver a La Paz.
Juanjo, Sonja y Sebas se
han ido a los Yungas en autobús, yo me quedé pues la selva no me atraía
demasiado, y así podría confirmar los billetes de vuelta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario