5 de febrero
A primera hora vamos a Lan
Chile para que pasen por nuestro hostal, a recogernos, con el bus que va al
aeropuerto. Pero llegamos tarde. El bus, en su itinerario, ya ha pasado y ha
recogido a los viajeros. Nos lo resuelven con dos furgonetas..... y pagando
13.000 pesos, mil por cada uno. Ultima " inocentada " en P. Arenas,
ya que el autobús es gratuito.
Mientras esperamos en el
aeropuerto, llegan Vilma y Hugo y nos piden disculpas de nuevo. Pienso si son
sinceros, y que lo ocurrido haya sido fruto de la inexperiencia turística. No
sé.
Se dirigen a mi y me regalan
una cinta de vídeo de las Torres del Paine. " Para que lo vea en su casa,
ya que no ha podido hacerlo aquí ". Yo había comprado ya el vídeo y se les
digo. Pero no quiero desairarles y se lo acepto para el Grupo de Montaña,
dándoles las gracias. En presencia de ellos se lo entrego al Jefe de la
Expedición. Entonces, y ante mi sorpresa, me ofrecen un viaje gratis para mi
mujer y para mi, desde Punta Arenas a las Torres del Paine, de siete días de
duración y en las fechas que yo elija.
Creo
encontrar el origen de este singular ofrecimiento en uno de los argumentos
esgrimidos por Toni en las negociaciones de indemnización: el de que había
circunstancias que no se podían resolver con dinero. Se refería a mis
manifestaciones de ayer, cuanto todos nos lamentábamos ante Prensa y Autoridades de no haber podido ir al Paine
y ellos trataban de consolarnos diciéndonos que volviésemos otra vez a Punta
Arenas. Yo argumenté entonces que tenía muchos años para pensar en otro viaje, y sobre todo que me conservase
lo suficientemente fuerte para intentar de nuevo una dura marcha de varios
días. Toni “cogió” la frase y la utilizó ante Vilma y Hugo. De su impacto da fe
el resultado: La oferta de viaje gratis para Sole y para mí.
Vilma y Hugo se despiden de
nosotros y nuevamente nos piden disculpas. Se dirigen a mi especialmente,
reiterando el ofrecimiento del viaje, y esperando verme de nuevo. Les doy las
gracias, y les digo que si realmente sienten lo ocurrido, la mejor forma de
demostrarlo sería procurar que nunca más les volviera a ocurrir algo parecido
con ningún cliente.
Volamos a las 11'45, en vuelo
directo de Punta Arenas a Santiago. Hace un día espléndido. La visibilidad es extraordinaria,
y las ventanillas del avión están tan limpias que nos permiten ver con nitidez,
y fotografiar, al glaciar Perito Moreno, el Canal de los Témpanos, y los picos
Fitz Roy y Cerro Torre. En mis notas, tomadas en el avión, escribo: Si salen estas
fotos, serán preciosas. Hoy, al dar forma a las notas, puedo escribir que
salieron maravillosas.
El viaje agradable, la comida
que nos dan, magnífica, y las azafatas muy simpáticas, con gana de charlar, y
con las que hacemos tertulia en sus ratos libres. Sienten curiosidad por las
peripecias en la montaña. Una de ellas dice que en su tierra no hay montañas.
El Cuñao le dice: Bueno, pero tenéis montes. La chica cae en la trampa y dice:
No, tampoco tenemos montes. Raudo, el Cuñao: ¡Claro que si, y maravillosos. Los
Montes de Venus!. La chica se sonroja y desaparece rápidamente en la cola del
avión, mientras sus compañeras y nosotros reímos con la ocurrencia.
A la llegada a Santiago nos
espera la furgoneta de Javier, con Juanito al volante, y poco después llegamos
al chalet que tenemos alquilado, con sorpresa y pienso que con disgusto, de la
propietaria, que no nos esperaba tan pronto.
Nos acomodamos, cambiamos ropa
de invierno por la de verano -sigue haciendo mucho calor -, compramos en "
nuestra frutería " y cenamos en casa. Tertulia hasta la madrugada, y al
petate o cama, según toque.
6 de febrero
Salgo a ver si hemos acertado
en la Polla Gol ó Polla Loto que hicimos en nuestra anterior estancia. Nada.
Compro prensa, pero no encontramos comentario alguno de nuestras vicisitudes en
la Patagonia, cosa lógica por otra parte, ya que estamos a 3.000 Km. de aquella
remota Región de Magallanes.
Día de descanso y libertad de
actuación. Nos reuniremos para cenar. El Notario, Manolo, Jaume Miquel, y yo,
comemos en Bellavista, siesta a la española con tremendo calor incluido, misa
en una iglesia cercana, S. Vicente de Paul, y largo paseo por las avenidas
próximas. Es muy agradable andar y andar por calles con poco tráfico y
flanqueadas por frondosos árboles y cuidados jardines.
Por la noche paladeamos la
extraordinaria cena que nos ha preparado el Capitán. Desde luego, aparte de
otras genialidades, es un cocinero excepcional. Nos asombra con varios tipos de
carnes, todas a la brasa, diversos y magníficos tintos chilenos, y café. Nos
han acompañado en la cena, Javier Fierro y su amigo argentino Javier - el que
nos hizo la barbacoa antes de irnos a la Patagonia -. No paran de elogiar al
Capitán, y quieren saber donde aprendió a hacer las barbacoas argentinas y
sobre todo, la selección de carnes. El Capitán se va animando y se convierte en conferenciante,
mitad sapiencia y mas de la mitad, fantasía, en lo que también es genial. Javier
y su amigo están fascinados. Y todo ello amenizado con " güisquitos
", que van colocando a la gente.
Alguien se pasa un poco y coge
una trompa llorona. Le da por repetir machaconamente: “Mon pare no me vol” -mi
padre no me quiere-. Yo pienso que tras esa expresión de borracho hay algo mas
profundo, una añoranza de afecto paterno, y trato de animarle: " Los
padres siempre queremos, pero quizás no siempre sabemos expresarlo ". Y
otras frases por el estilo, durante un buen rato, hasta que se calma. El Jefe,
por esta actuación, me entregará, medio en broma, medio en serio, un diploma
"Al buscador de conciencia de los Malos". No sé exactamente lo que
quiere decir, pero lo guardo con cariño.
Después de la cena, división
de actuaciones en función de las libertades. Los solteros se van a la
"nuit" santiaguesa y los demás nos quedamos de grata y cordial
tertulia hasta las tantas de la madrugada.
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