14
de octubre.
Salimos temprano, hace frío...
Volvemos
a la rutina del horario, Toni y yo salimos de la tienda y nos vamos a aliviar
la vejiga junto a unos árboles, al terminar volvemos hacia las tiendas y vemos
a Mateo lavándose desnudo de cintura para arriba echando humo con el agua
caliente, estábamos a varios grados bajo cero y el con el torso humeante , ahí
se ganó el sobrenombre de "pecholobo". Salimos del entorno
del monasterio y nos dirigimos hacia un denso bosque de rododendros, hemos
descendido un poco y el camino discurre por una zona con una vegetación
exuberante, pasamos junto a pequeños hoteles “lodges” que hacen mas
fácil partir las etapas, si te cansas, a quienes caminan por libre.
Cruzamos
el río Imja-Kola por un estrecho puente colgante, vemos que los
yaks lo cruzan a toda prisa, como temiendo que se suelten los cables y vuelen mas de cien metros hacia
el vacío. Después del puente comienza la subida, el sendero discurre por la
ladera a la izquierda del río, frente a nosotros se divisa el Ama Dablam,
de casi siete mil metros, esta cara de la montaña es preciosa.
Rodeamos
los Chörtens siguiendo el sentido de las agujas del reloj, evitamos los
yaks que suben o bajan cargados, pues son un peligro, ya que ellos no paran,
continuamos subiendo, cuando pasamos Pangboche, el paisaje cambia
de forma radical, caminamos por praderas alpinas y la vegetación se reduce a
arbustos de enebros.
Pasamos
por Orsho unas casas azotadas por el viento, en medio de la
pradera parecen como un oasis, sale humo por las chimeneas y las banderas de
oración se baten al viento con violencia.
Llegamos
al punto mas alto de nuestra etapa, el “Periche Pass” a 4270m, en
lo alto del collado, señalando el paso hay un inmenso montículo de piedras que
aportan los viajeros que pasan por este lugar, allí colocamos una cinta con el
nombre de nuestro amigo Manolo Miró Soler, fallecido hace unos meses, para que su
recuerdo ondee al viento del Himalaya, fue un momento muy emotivo, no podemos
evitar los recuerdo, los buenos recuerdos de Manolo, y se nos hace un nudo en
la garganta, Mateo intenta atar mejor la cinta y como está bastante cansado, se
le caen varias piedras del montículo, Toni para suavizar ese momento tenso y
agridulce, hace un chiste sobre lo que hubiera dicho el pragmático Manolo y
todos reímos.
Llegamos
a Periche a las dos de la tarde, Mateo me preocupa, lo veo
demasiado cansado, como nos quedamos en la casa de Pemba, nuestro sirdar,
le conseguimos una cama para que duerma y descanse mejor, pero me parece que no
va a poder seguir. Nosotros plantamos las tiendas en un pequeño prado junto a
la casa, protegidos por un muro de piedra.
Me
veo en la obligación de decirle a Mateo que se quede y nos espere aquí, el me
dice que está bien, pero yo lo veo jodido, como no quiere quedarse le ha
preguntado a José Ramón, el jefe de la agencia con la que viajamos, que si podía
subir, y ese tío inconsciente le dice que si, !sin problemas!, es un capullo,
no me fío de el, no se si su experiencia es la que dice, pero por su decisión
yo no me fío.
Al
final he tenido que ponerme duro con Mateo, le pregunté ¿como les explicaré a
tus hijos que no tomé la decisión adecuada si te pasa algo?, entonces creo que
se dio cuenta que era por su bien y aceptó mi consejo, solo son un par de días,
luego bajaremos y le vendremos a buscar, parece que su techo está en los 4200m
como en el Aconcagua, solo que aquí le veo peor.
He
visto un mastín tibetano en la ladera de la montaña, tenía el tamaño de un
ternero, con el pelo muy largo, era espectacular y tenia aspecto de fiero.
Por
la tarde fuimos a un lodge a tomar un té y coincidimos con el equipo de
“Al Filo de lo Imposible”, nos estuvimos saludando y luego compartimos el
té, se estaba calentito allí dentro, fuera hacía bastante frío.
La Posta Médica.
Cuando
terminemos el viaje le mandaremos nuestro botiquín a la Posta Médica del pueblo
por medio de Pemba, aquí los médicos son voluntarios americanos,
japoneses y europeos y hacen turnos de tres a seis meses, el equipo es escaso,
aunque cuentan con una cámara hiperbárica que parece un saco de dormir con una
bomba de bicicleta. Seguro que les vendrá bien nuestro botiquín que esta
bastante bien equipado.
El
té de la mañana me sabe mejor hoy que otros días, tengo la garganta seca, debe
ser de roncar, yo no me oigo, pero Toni parece un león africano, durante la
noche la temperatura baja considerablemente, menos mal que Toni tiene la
botella para orinar, pues salir del saco y de la tienda debe ser muy duro, yo
como no meo por la noche me libro de salir.
Nos
despedimos de Mateo, yo me voy jodido por dejarle aquí, el parece haberlo
asumido, no se, ayer me asustó, hoy lo veo mejor.
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