Cerca de la cumbre del Imja-Tse
22 de octubre.
A media mañana llegan los dos grupos,
Sebas ha sido el único que ha subido a la cumbre. Saoro tuvo
problemas de frio en los pies y se bajó, Sebas con un solo sherpa
hizo cumbre, nos damos un fuerte abrazo, estamos todos muy contentos
de que Sebas haya subido a la cima del Imja-Tse
de 6189m.
Al rato nos cuenta como fue la
aventura, llegó al último escalón, después del campo uno, allí
estaban todos dispuestos a volver, pues amenazaban las nubes y
estaban muy cansados, pero Sebas llegó y dijo que él quería subir,
pues estaba bien, así pues junto con Pemba
siguieron, después de superar una ladera de 45 o 50º, subieron a la
arista y de allí a la cumbre después de un pequeño refrigerio
iniciamos la marcha hacia Thyangboche.
Thyangboche
23 de octubre.
Hoy
hace bastante frio aquí en Thyangboche,
la
hierba está helada y cruje al andar. Después de la rutina diaria
del desayuno nos disponemos a salir hacia Namche
Bazar.
El
camino de descenso es agradable, he podido hacer muchas fotos de
árboles y plantas con flores, pero el ojo siempre se volvía hacia
el Ama
Dablam,
es una montaña preciosa.
Al
llegar a Namche
estuve preguntando por Mateo y Antonio, pero nadie sabe nada, este
cabrón nos podía haber dejado un mensaje, el va feliz y no piensa
que los demás nos preocupamos.
Estamos en un lodge en la parte alta
del pueblo, para llegar al bar, tienes que bajar un poco por la
calle-camino, aquí vamos a cenar, luego para dormir utilizaremos las
tiendas que están montadas en un bancal por debajo del lodge.
He comprado un cuchillo tibetano, le
he pagado al cambio 1500 pesetas mas mi jersey del Aconcagua, seguro
que me ha timado, pero el cuchillo es bonito.
Pub de Namche Bazar.
Fuimos a llamar por teléfono y
conseguimos llamar a casa, la telefonista corta la llamada a los tres
minutos, para que toda la gente que espera pueda llamar, después de
cenar nos fuimos al pub de Namche, estuvimos de fiesta hasta altas
horas de la madrugada, con música de los 70 y un aguardiente de los
nativos que nos dejó bastante tocados. Sebas y otros del grupo se
quedaron a cerrar el local, el camino de vuelta lo hicieron
atravesando un campo de coles en linea recta, desde el bar hasta la
tienda, por la mañana habían dejado una senda que parecía que
había pasado una manada de elefantes salvajes.
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